A Terry Pratchett llevaba bastante tiempo persiguiéndole un jinete inmisericorde, cubierto con una capucha oscura, apoyando la guadaña en su hombro, indolente. Por lejos que pareciera encontrarse en ocasiones, su sombra nunca dejaba de rozar a aquel hombre de rostro afable y mirada acerada, cuyos labios, recuerda Neil Gaiman, eran más propensos a torcerse en una mueca de desdén que en una sonrisa mientras observaba a sus semejantes.
A nadie podía cogerle por sorpresa, y sin embargo el golpe fue terrible aquel 12 de marzo de 2015, cuando la muerte de Terry Pratchett se convirtió en algo muy presente y real. No ya en un miedo constante en los corazones de los lectores; no una punzada omnipresente al leer cualquier línea reciente surgida de su pluma y pensar que podía ser la última. Terry se había marchado a convertirse en parte de sus propias historias, del brazo de uno de sus personajes. El único ser sobrenatural al que un convencido ateo como él podía rendir cuentas.
Terry took Death’s arm and followed him through the doors and on to the black desert under the endless night.
— Terry Pratchett (@terryandrob) 12 de marzo de 2015
The End.
— Terry Pratchett (@terryandrob) 12 de marzo de 2015
¿Qué mayor satisfacción para un escritor que convertirse no en polvo al morir, sino en parte de su propio universo?
Álvaro Loman, escritor y guionista, fue uno de los miles de visitantes del Mundodisco, de la mente de Terry, que quedó devastado y huérfano aquel día. “De repente entendí a toda esa gente que me parecía ridícula porque lloraba con la muerte de Michael Jackson o Robin Williams”, dice. “Siempre había fruncido el ceño ante esa gente que decía sentirse fatal por la muerte de tal o cual famoso. ‘¡Pero si no lo conocías!’, me dan ganas de gritarle. ‘¿Cómo vas a llorar por alguien a quien no conocías?’. Pero, maldita sea, yo sí que conozco a Terry”. Pasó por un particular duelo con etapas un tanto diferentes a las habituales: egoísmo, enfado ante la injusticia… y finalmente un intenso deseo de rendir homenaje a aquel hombre que tanto le había dado. Ya que no iba a poder cumplir su sueño de estrecharle la mano y darle las gracias en persona, al menos podía hacerlo devolviéndole el mismo regalo que él había entregado al mundo: creando un pequeño universo en miniatura, solo para él.
O convirtiéndose en instigador de ese universo, al menos. En la tortuga sobre la que otros se apoyarían para crearlo, palabra a palabra. Así nació la idea de la antología de relatos Para el Maestro, en la que se reúnen dieciocho autores con la misión de escribir una historia basándose en dos premisas: debía estar inspirada por Pratchett, pero no ambientarse directamente en su mundo ni utilizar ninguno de sus personajes. La idea se presentó en una campaña de crowdfunding en Kickstarter, en septiembre de 2016, que se superó sobradamente (se recaudaron unos 8000 euros de los 5000 previstos), y los mecenas han comenzado a recibir hace muy poco la obra, en digital y en físico.
Ya está en casa. Ahora solo necesito un Equipaje para guardarlo bien. @ParaElMaestroTP pic.twitter.com/h2u0wn33KC
— Agustín Blázquez (@RafaDeLaGetto) 10 de febrero de 2017
El resultado de Para el Maestro, la consecución de su objetivo, se advierte mucho mejor a través del conjunto que de los relatos por separado. Loman comenta en el prólogo que la libertad de escritura (aparte de los dos requisitos mencionados, los autores no tenían ninguna restricción) ha propiciado que surjan “relatos a veces tiernos, otras mordaces, crueles”. Pero en todos ellos es posible advertir el toque Pratchett, la figura del escritor “como una pequeña tortuga agazapada tras los lápices, susurrando cosas a los autores”. El epílogo del libro corre a cargo de Pablo Martínez-Lage, director científico de la Fundación CITA-Alzheimer, y es quizás el único momento en el que nos ponemos serios de verdad: cuando hace referencia a la terrible enfermedad que se llevó a Pratchett de este mundo y a la manera en que nos enfrentamos a ella, no solo desde la esfera individual y familiar sino también desde la imagen social. Y es que no se puede homenajear a sir Terry tan solo recordando sus parajes y personajes desternillantes y ácidos; es imprescindible recordar a ese hombre que afrontó con valentía, sin esconderse, la idea de ir perdiendo poco a poco su identidad de modo irrefrenable. También entonces tejió una enseñanza que merece la pena preservar.
Por lo que nos comenta Loman, la recaudación de Kickstarter estaba pensada para ser una donación en beneficio de CITA, aunque hubo que ajustarse a las normas específicas de la plataforma. “CITA Alzhéimer se lleva el 100% de los beneficios”, explica. “Por movidas internas de Kickstarter tuvimos que quitar referencias al carácter benéfico de la obra, pero no deja de serlo. En cualquier caso, y como esto ha llevado a varias personas a confusión, el 100% de los beneficios no significa el 100% de lo recaudado, ojo. De lo recaudado, Kickstarter se lleva una parte, las pasarelas de pago otra parte; la maquetación, corrección, etc., también han sido pagadas. Y, por supuesto, la imprenta y la distribuidora cobran por su trabajo. (Casi) todos los creativos renunciaron al pago por sus obras al ser ésta benéfica, pero eso no significa que su trabajo no deba ser valorado monetariamente, sino que son más majos que las pesetas (las chiquititas esas que olían a latas de refresco) y han preferido no cobrar para poder recaudar más dinero para la causa, que es la investigación sobre el alzhéimer. Todavía no tenemos una cifra exacta, pero los beneficios serán un poco más de la mitad de lo recaudado”.
La calidad literaria de los relatos es dispar, fruto sin duda de los diferentes currículos y bagaje en la escritura de los participantes. Algunos se aprestan a emular al maestro en ambientación y en presentación de personajes y situaciones, mientras que otros prefieren dirigir su mirada a mundos muy alejados en apariencia, como el nuestro. En algunos casos el sarcasmo y la crítica se encuentran a flor de piel, mientras que en otros se hallan suavizados por otros condimentos y solo los notamos al paladear. Un par de historias, incluso, incluyen al propio Terry como protagonista. Pero, como recuerda Loman, lo realmente importante es que este crisol tan variado de historias nos muestra cuán versátil fue Pratchett, de qué manera supo calar en lectores con necesidades y apetencias muy diversas, ofreciéndoles un mensaje capaz de anclarse en su memoria. A algunos les llena la necesidad de encontrar la fantasía en lo mundano y la ironía del descubrimiento; a otros, esas historias de serendipia y fatalidad que no pueden sino tomarse a guasa, fáciles de extrapolar a cualquier contexto o situación. Como sucede con los grandes, el maestro de ala ancha y barba pulcra supo reflejarse en su obra, volcar todas sus preocupaciones, quejas y críticas, sin dejar por ello de componer un mundo que se sostiene en perfecto equilibrio, con voz propia. Un universo en el que cada uno de nosotros tiene su atalaya, propia e intransferible, desde la que observar la realidad y entenderla un poco mejor.
Ahora que Para el Maestro se prepara para su presentación en sociedad, el próximo 25 de febrero en la tienda Generación X de Puebla, Madrid, hemos querido charlar con Álvaro Loman para que nos cuente algo más sobre el proceso de coordinación de la antología y el camino recorrido hasta tener el libro en sus manos.
Encantados de charlar contigo, Álvaro. Aunque hemos esbozado un poco a qué te dedicas, cuéntanos algo más de ti como “pratchettiano”. ¿Qué recuerdas especialmente de tu primer acercamiento al autor? ¿Te ha influido de algún modo en tu vida profesional como escritor y guionista? En la personal, estamos seguros de que sí, por lo que cuentas en el prólogo. ¿Cómo era el Álvaro A.P. (Antes de Pratchett) y el Álvaro D.P. (Después de Pratchett)?
No recuerdo que existiera un Álvaro A.P. porque mis padres me regalaron mi primer libro de Pratchett cuando era muy pequeño. Era la trilogía del éxodo de los gnomos y, francamente, no recuerdo qué diablos quería de la vida antes de eso (probablemente ser constructor de Lego profesional o algo así). Me encantó Pratchett desde el primer minuto y rápidamente mis padres me trajeron más libros suyos, no podía parar de leer…
No sé cómo me ha afectado profesionalmente, aunque es evidente que de mayor quiero escribir la mitad de bien que él, pero en lo personal me ha afectado radicalmente. Su forma de ver la vida ha calado mucho en mí y me encanta que así sea. Sir Terry Pratchett fue una persona muy especial que me encantaría poder haber conocido…
Hoy en día, alcanzar el éxito con una campaña de crowdfunding es bastante más complicado que hace algunos años, debido a la saturación de proyectos, sobre todo. ¿Cómo fue la experiencia de financiar de este modo Para el Maestro? ¿Hubo alguna dificultad especial? Y seguro que también recuerdas algún momento emotivo, teniendo en cuenta la cantidad de gente tocada por la obra de Pratchett que hay en el fandom. ¿Alguna anécdota que puedas contarnos en este sentido? ¿Qué parte de la experiencia te dejó el mejor sabor de la boca?
Lo odio. A muerte. Todo lo que podía salir mal, salió mal. Todos los retrasos, todos los marrones que me comí, todas las úlceras… ¡Las úlceras!
Fue todo muy estresante y considero que mi labor como editor es muy mejorable, pero lo cierto es que he aprendido muchísimo. Por ejemplo, que no lo volvería a hacer. No gratis, al menos…
Como momento emotivo, creo que me quedo con el final de la campaña, cuando les dije a los autores en directo que el libro iba a llegar a los herederos de Pratchett. Ver sus caras de estupefacción fue impresionante. No se esperaban para nada algo como eso y fue GENIAL.
¿Cómo fue el proceso de selección de los autores? ¿Contactaste tú con ellos, se ofrecieron?
Lo dividí en tres fases. La primera fase era buscar gente con renombre que se hubiera declarado en algún momento fan de Pratchett o que hubiera colaborado con él en el pasado. Aquí apareció Sofía Rhei y un montón de traductores, editores y demás. Luego empezó la segunda fase que fue la menos ardua. Básicamente consistía en coger a amigos y conocidos que me gustara cómo escribían y que sabía que adoraban a Pratchett. Por desgracia, muchas personas que se habían comprometido en la primera fase se cayeron del proyecto por una razón muy simple: son gente MUY ocupada.
Entonces empecé con la tercera parte del proceso, que fue una convocatoria abierta. Mucha gente con la que no había podido contactar (o que directamente no conocía) se acercó a mí pidiendo colaborar en el libro. Con esto llegamos a la bonita cifra de 18 autores, de la que estoy muy orgulloso.
Nos cuentas también en el prólogo que ésta ha sido tu primera experiencia como coordinador de una antología. ¿Repetirías? Es más, ¿te ha picado el gusanillo? (por si no queda claro, esto es una manera de sonsacar si habrá otro homenaje en un futuro 🙂 ).
¡¡¡NO!!! DIOS SANTO, ¡¡¡¡¡NO!!!!!
Que diga… Ha sido una experiencia muy bonita. Sí, eso. Pero lo cierto es que fue algo agotador que me quitó muchísimas energías en un momento de mi vida en que las necesitaba para otras cosas. Ha sido muy duro y no lo volvería a repetir EN LA VIDA.
…
Bueno…
A decir verdad, cuando esto ya está más calmado, he de confesar que me ha picado el gusanillo por coordinar algún que otro proyecto. Todavía tengo suficiente cordura como para decirme a mí mismo que ni de coña, pero sí es verdad que me hormiguea en el cuerpo organizar una jarana de estas otra vez. En este caso con juegos de rol y no con relatos, pero sí. En cualquier caso, independientemente de mi puntuación de cordura, tengo claro que no lo haría gratis de nuevo…
Cuéntanos un poco sobre el proceso de coordinación, desde tu perspectiva. Se habla mucho de cómo es la labor del escritor, pero muy poco de la manera en que un coordinador literario se enfrenta a una antología. ¿De qué modo te organizaste, cómo funcionó el trabajo en general?
Uno de los grandes problemas es que en el tema editorial estaba solo. Los autores me apoyaban y los asesores también, pero todo el peso estaba sobre mis hombros. Yo era el editor, coordinador, director de márketing, etc. Esto es un error que no volveré a cometer jamás. Muchas veces me encontré desbordado, o persiguiendo a algún autor que no había cumplido sus plazos (sí, estoy hablando de TI) sin ningún tipo de apoyo.
Cuando se me ocurrió el proyecto, lo primero que busqué fueron esos apoyos, pero o busqué poco o busqué mal, porque no conseguí gran cosa. Pregunté a editoriales que tenían trabajos de Pratchett publicados y ninguna quería meterse en una jarana COMPLETAMENTE BENÉFICA. Y yo tenía claro que esto o se hacía de forma benéfica o no se hacía. Así que, simplemente, no se sumó nadie. Ahora veo que fue un error, que tendría que haber continuado buscando apoyos en editoriales de fantasía más pequeñas, que seguro al 100% hubiera encontrado apoyos. Pero en su momento no lo vi. Me dio igual y continué adelante. Ya había editado libros antes y más o menos contaba con nociones básicas de lo que hacen un editor y un coordinador, pero me di de bruces con todos los problemas que me pude encontrar. Y no solo eso, sino que no supe preveer muchos otros que habrían sido fácilmente evitables.
En cualquier caso, todo ha terminado y estoy MUY orgulloso del resultado.
Oh, y el trabajo en sí consistió en hacer un excel con el nombre de todo el mundo y escribir en cada celda si había entregado o no su parte. Luego insultar y amenazar con partir piernas hasta que lo hacían.
Más o menos.
Muchos de los autores de la antología son traductores, la mayoría vinculados al género fantástico de un modo u otro. ¿Os habéis planteado hacer una traducción en inglés y quizás financiarla con otra campaña, específica para el público angloparlante?
Nop. No en broma. Niet. Nain. Ni fumando mucho opio.
Eso sí, si alguien tiene ganas de hacerlo, yo le doy los correos de todos y que lo gestione. ¡Sin problema!
Por último, como fan de Pratchett y creador en muy diferentes ámbitos, ¿qué otra clase de homenaje te gustaría hacerle, si pudieras? ¿Un juego, un corto…?
Pratchett dijo en vida que no quería continuaciones de su obra. Por eso en Para el Maestro no hemos utilizado ninguno de sus personajes. Pero la verdad es que sí que tengo ganas desde hace mucho tiempo de hacer algo especial. Me encantaría hacer un juego de rol donde los jugadores interpretaran a los Dioses de Mundodisco, manejando sus avatares en el Disco, intentando matarse entre ellos. Y claro, La Dama no sería un personaje jugable, porque tener a Rincewind de avatar es hacer trampa SEGURO.