En las tierras hispanas, el terror, todos los sabemos, es un género prácticamente marginal. A falta de los típicamente anglosajones riscos sombríos y las noches interminables de tormentas y pensiones construidas sobre cementerios de chamanes, España no ha sido un país que haya inspirado demasiadas fantasías oscuras dentro de nuestras fronteras. Hasta bien llegado el romanticismo, en el que Bécquer, Espronceda o más tarde, Pedro Antonio de Alarcón o Emilia Pardo Bazán, sí que llegaron a iniciar cierto estilo gótico tardío ambientado en España, el miedo en estas tierras lo había inspirado la realidad y la superstición (y tal vez el mejor retrato de ello está más en la pintura, como es el caso de Goya). En un país tradicionalmente visto como rancio y atrasado, si España inspiraba algo era fuera, en países como Inglaterra o Francia, donde a veces se escribía de forma trágica y magnificada sobre bandoleros, endemoniados, la Inquisición, princesas moras o cabalistas. En este país no es sólo que no hayamos tenido una Shelley, un Stoker o un Poe, es que tampoco hemos tenido folletines de baja ficción sangrienta como los Penny Dreadfuls ingleses, los Grand Guignols franceses o las historietas pulp americanas, que tanto efecto surtieron en la imaginación popular. Sin embargo, nunca es tarde, porque la fantasía oscura está hoy día más de moda que nunca y, aunque no ha aparecido todavía un “gran escritor” de terror en la literatura en castellano desde los tiempos de Borges y Quiroga, es tiempo de experimentar, de saber qué se está escribiendo en España y cómo, qué mitos vuelven a aparecer, qué miedos resucitan.
Grimorio XIII es una antología que sirve de plataforma para esos nuevos escritores con inquietudes que han querido participar de este género y vivificarlo con savia nueva. Leyendas y mitos que han sido parte intrínseca de la parte más oscura del folclore de España reviven en estos relatos con una fuerza nueva. El Sacamantecas, los mouros gallegos, el lobisome, la Santa Compaña y otros monstruos y espectros son parte de la imaginación colectiva de este libro, donde además se les nutre con un nuevo sentido del terror. Pero no todo tiene la oscura ambientación medieval y dieciochesca de la ficción gótica que rodea a estos seres, también hay locos, asesinos, maldiciones modernas y aquelarres urbanos. Grimorio XIII es un proyecto abierto a toda clase de propuestas y eso ha hecho de esta antología todo un abanico de estilos, una muestra de lo que puede dar de sí el terror en España.
Encontramos en esta páginas la prosa juguetona, tan cercana a lo oral, a lo regionalista, casi una carta de amor a lo extremeño de Enerio Dima, que hace que hasta en los momentos más crudos y terroríficos de su historia haya magia, serpenteo sintáctico. Pau Ferrón traza un recorrido fantasmagórico por la Barcelona más sombría. En los relatos de Andrea Prieto y Mariela González, la mitología gallega y española reluce con particular belleza por ambientes de espesa ruralidad. La culpa es la protagonista de El Condenado de Jorge López; lo que heredamos del pasado se aborda de forma especialmente bella en El Legado Azul. La catábasis de un joven liberal en la España decimonónica es el tema de Jose Luis Carrasco y un edificio empresarial, acosado en las tardes por voces fantasmagóricas, el paisaje de El Purgatorio de Myriam Millán. Y estos son sólo algunos de los 13 relatos que componen la antología, cada uno de ellos más disímil, menos previsible que el anterior.
Grimorio XII es, en definitiva, el resultado de un proyecto que aúna algunas de las voces de estas fantasías de nuevo cuño. Todo un inventario de autores a los que merece la pena darles una oportunidad vierten en las páginas de esta antología la creatividad y la imaginación que se le debe exigir a este género que está resurgiendo en nuestras fronteras. Si te interesa la fantasía oscura y tienes aunque sea un poco de curiosidad por lo que hacen las nuevas generaciones de autores españoles, querrás saber que esta antología es justo esa carta de presentación que buscas.
Con reseñas así dan ganas de leerselo, desde luego