Rememoramos “Striking Vipers”, el episodio de la serie Black Mirror, conectando sus características más reseñables con las coordenadas que tanto disfrutamos en Carlinga Ediciones: el impacto de la ficción, la fantasía y la tecnología en la conformación de la identidad de los individuos y sus relaciones.
Introducción
Dejamos al margen cuestiones vinculadas al sector editorial para reparar en el panorama audiovisual mediático y lo hacemos, no obstante, deteniéndonos en un horizonte que conecta fuertemente con los intereses de Carlinga Ediciones: BLACK MIRROR. A estas alturas, la serie de culto de Charlie Broker disponible en la plataforma NETFLIX nos exime de la necesidad de realizar cualquier presentación de la misma, pero sí destacaremos su horizonte de expectativas: la ciencia ficción especulativa, el halo de fantasía “oscura” que lo acerca al género de la distopía y la mirada crítica hacia la contemporaneidad y el tiempo futuro próximo. En los siguientes párrafos traemos a colación el episodio “Striking Vipers”, incluido en la quinta temporada (2019).
Striking Vipers, el episodio
El triángulo protagonista de esta ficción está conformado por Danny (Anthony Mackie), Karl (Yahya Abdul-Mateen II) y Theo (Nicole Beharie). Los espectadores asistimos a la sesión nocturna de videojuegos que, en detrimento del descanso de Theo, los dos primeros protagonizan en el apartamento en el que conviven. El objeto de su entretenimiento es “Striking Vipers”, un videojuego —ficticio— que sirve de título al episodio mismo y que podemos clasificar como ejemplo del género de acción PVP (Player Versus Player) y que conocemos de manera popular en castellano como Lucha. A partir de una breve secuencia que nos permite conocer la interfaz del videojuego podemos establecer un paralelismo más que oportuno con aquellos exitosos títulos del género que irrumpieron en el mercado décadas atrás, y, más particularmente, con la saga, ya clásica, Street Fighters, distribuida por Capcom en 1987. Tanto Danny como Karl tienen a sus avatares predilectos: el primero escoge a Lance, un luchador curtido en las artes marciales; el segundo, a Roxette, una luchadora capaz de asestar golpes y llaves propias de una atleta.
Once años después el episodio nos ubica en el día del 38º cumpleaños de Danny. El tedio parece haberse instalado en su vida y en la de Theo, ahora su esposa. Las circunstancias vitales de ambos han cambiado tanto que a ambos les cuesta reconocerse en aquellos jóvenes sanos, despreocupados y fogosos que una vez fueron. Como guiño a aquel pasado que se les presenta tan lejano, Karl aparecerá en la fiesta con un regalo muy especial: “Striking Vipers X”, la última actualización del juego predilecto de ambos. Esta versión brindará a los usuarios una experiencia inmersiva en el metaverso de la saga en el que podrán “encarnar” sus avatares de antaño y, de esta manera, interactuar a través de ellos disfrutando de un margen de maniobra mucho más amplio que el que concierne a las mecánicas propias de un combate cuerpo a cuerpo convencional. Será en este margen de posibilidad extrema que el dispositivo les brinda donde emergerá el conflicto de esta ficción.
Hasta aquí una sucinta — ¡y muy comedida!— presentación del episodio. Proseguir implicaría ingresar en la práctica del destripe (…). Una cosa sí que vamos a revelar sobre el devenir de Danny, Karl y Theo: “Striking Vipers X” impactará de maneras profundas e irreversibles en sus trayectorias…
Conclusiones
Si bien la categorización de “Striking Vipers X” como videojuego puede llegar a ser problemática (dejamos este debate para otra ocasión) el visionado del episodio sirve como puesta en alza de este medio expresivo de una manera original, atractiva y estimulante. Asimismo, técnicamente el episodio articula un universo visual que hará las delicias de todo gamer. Pero esto es BLACK MIRROR y el poso de crítica social y de reflexión sobre la condición humana inspira al episodio. Es aquí donde se concentran sus aportaciones más reseñables: el episodio explora cómo los seres humanos nos valemos de un determinado medio para cuestionar aquello que conforma nuestra identidad individual — ¿cómo nos “encarnamos”?— y los vínculos que establecemos con otros. Por todo ello —y mucho más que hemos optado por no desvelar aquí— “Striking Vipers” se postula como una más que recomendable experiencia audiovisual que celebramos mediante estos párrafos.
Os invitamos a que compartáis vuestros comentarios e impresiones al respecto de “Striking Vipers” y sobre todo a que nos sigáis acompañando en esta aventura de la escritura, la creatividad y el juego.