Son ya doce años, nada menos, los que lleva Dos Hermanas convirtiéndose en punto de encuentro de los aficionados al género fantástico en Andalucía. Con la llegada del otoño (…al menos nominalmente este año), sabemos que tenemos una cita ineludible en su Encuentro de Literatura Fantástica para acercarnos a nuevos autores y novelas, retomar viejos debates e iniciar otros, y sobre todo para reencontrarnos con caras conocidas.
El tema escogido este año fue la relación entre fantasía e Historia, mucho más estrecha de lo que puede parecernos a simple vista. Es fácil llegar a pensar que se trata de perspectivas antagónicas: la narrativa histórica siempre parte de la veracidad y el tratamiento fidedigno de los hechos, mientras que la fantasía, en teoría, se salta estos límites para elaborar escenarios con mucha más libertad, con la verosimilitud como única condición. No obstante, en toda novela histórica también interviene, de algún modo, la fabulación, a la hora de interpretar hechos o completar lagunas. Y, por qué no, también es posible introducir elementos fantásticos que enriquezcan nuestra experiencia como lectores, sin que ello suponga romper con el trasfondo realista. Del mismo modo, no son pocas las obras de fantasía, desde hace décadas, que se inspiran en escenarios reales y reconocibles para plantear un “¿y si…?” como punta de lanza del relato.
Todos los autores y ponentes invitados abordaron ambas caras de la moneda, mostrándonos lo rápido que puede un narrador cambiar de una a otra. Como “calentamiento”, el viernes 6 de octubre tuvo lugar un taller de elaboración de mapas por parte de Concha Perea y Aránzazu Serrano (en sustitución de Manolo Casado): dos autoras, especialmente Serrano, que han sabido recrear su propio universo partiendo de referentes muy reales. Nadie mejor que ellas para explicar cómo es posible trasladar esta idea a un mapa, un recurso siempre útil para el lector de fantasía que desee sumergirse al máximo en la historia. El sábado 7, la conferencia inaugural de la jornada de ponencias corrió a cargo de Eva Díaz, periodista y escritora con una amplia carrera en novela histórica. Díaz hizo un repaso de su trayectoria y del proceso que sigue a la hora de documentarse, prestando especial atención a esas “figuras olvidadas” de nuestra Historia: personajes humildes, a veces diminutos, que apenas ocupan líneas en un registro pero que pueden encierran todo un universo de posibilidades para convertirse en reflejo de un tiempo pasado. Al mismo tiempo, Díaz explicó que ser invitada al Encuentro le había ayudado a reflexionar sobre sus novelas de un modo que no había hecho antes, y darse cuenta de que su producción tiene un componente fantástico fundamental: prácticamente todas sus obras incluyen fantasmas.
Tras la introducción de Díaz, vino el turno del cómic, con la presencia de tres invitados pertenecientes a roles diversos: Carles M. Miralles, editor de cómic de género en Yermo; el dibujante Mateo Guerrero, y Rafael Jiménez, de la asociación Carmona en Viñetas. Este último editor y guionista en la serie Universo 36, una reimaginación de la Guerra Civil española desde la óptica superheroica. Todos contaron cómo funciona la revisión de la historia con un barniz fantástico desde su campo y su experiencia. Miralles explicó de qué manera enfoca la línea editorial de Yermo, y cómo “la fantasía post-Tolkien es la que mejor sigue funcionando en España”. Guerrero, que trabaja fundamentalmente para el mercado francés, dio algunas pinceladas de su proceso de documentación y de la rigurosidad que busca en el cómic histórico. Jiménez, por su parte, contó cómo llevar un tema tan sensible como nuestra guerra civil, todavía bastante cercana en el tiempo como para levantar ampollas, al retelling desde la órbita de los superhéroes. El equilibrio entre rigor histórico y licencia creativa es siempre complicado, en todos los casos, y suele dar lugar a una implicación directa del lector, para bien o para mal. Tanto Guerrero como Jiménez relataron algunas anécdotas curiosas en las que les habían echado en cara detalles que no estaban del todo bien plasmados… muchas veces tan ínfimos que no pudieron evitar llevarse las manos a la cabeza.
La siguiente mesa redonda reunió a Nerea Riesco, Arsenio Moreno y Aránzazu Serrano, tres autores que han plasmado en sus obras hechos históricos con toques fantásticos. Fue la mesa que condensó todos los temas esenciales del Encuentro: se habló del revisionismo, muy de moda hoy en día, y los problemas que supone (en ocasiones, la dulcificación o tergiversación de hechos controvertidos); de la búsqueda de la verosimilitud “por encima de todo”, y de la “responsabilidad” que tiene el autor de narrativa histórica de hablar de todo aquello que escapa de la generalidad. De esos “personajes apartados de los libros de Historia” que también mencionó Eva Díaz. En este sentido, todos ellos hablaron de anécdotas habían inspirado algunas de sus historias: detalles tan nimios como las portadas de una revista de variedades en los años previos a la Guerra Civil habían servido a Riesco para zambullirse en el contexto, de una manera mucho más profunda que los propios libros de Historia. O el caso de la Monja Alférez, explicado por Moreno, que nos revela de qué manera se entendía la transexualidad en la Edad Media.
Tras la comida y la sobremesa, fue el turno de presentar el premio de novela de ciencia ficción Ciudad del Conocimiento, cuyo ganador este año ha sido Zoilo Andrés, presente en la mesa. Le acompañaron Jesús Moracho, coordinador de la colección Quasar (donde se publica el premio) y Miguel Ángel Pérez. Una charla distendida que no solo se centró en presentar al ganador y su obra, El nuevo orden de las cosas, sino también en tratar el concepto de la verosimilitud desde la perspectiva de la ciencia ficción, que no se había abordado durante la mañana. “La realidad puede ser absolutamente fantástica”, dice Pérez, y es algo que se aplica también a las especulaciones en un marco futurista o especulativo.
La jornada finalizó con una mesa que viene siendo un clásico en el Encuentro: la que reúne a escritores jóvenes para que hablen de su trayectoria y del estado de la narrativa de género en nuestro país. Aunque algunos temas siempre se tratan, siempre hay nuevas ideas y perspectivas, sobre todo relacionadas con la actualidad. En esta ocasión, los autores presentes fueron Ana de Haro, Javier Miró y Mariela González, a quien seguro que conocéis por Heredero del invierno. Fue una de las mesas más animadas, a pesar de la hora, con bastante participación del público. Además de comentar cómo se aprecia el estado del género fantástico en España, el debate saltó al tema siempre candente de las etiquetas y los subgéneros, y si aportan o restringen al escritor. Se habló también de qué aspectos faltan o fallan en nuestro país para que no se pueda identificar hoy, como hace algunas décadas, una “corriente” o generación de autores definida.
La “vida” del Encuentro no solo tiene lugar dentro de la sala de conferencias, sino también fuera: un espacio pensado para socializar y, de manera inevitable, para llevarse bajo el brazo nuevos libros que añadir a la pila. Tras la última charla, además, los asistentes pudieron disfrutar de un chupito de hidromiel de despedida por cortesía de la bodega sevillana Valhalla. De vuelta a casa, y mientras esperamos con ganas el Encuentro del próximo año, algo se nos queda en la mente: ¿por qué no volver a leer con distinta mirada nuestras novelas de narrativa histórica, buscando en ellas los trazos de fantasía?